El poder homosexualizador del baño

El último jueves, durante las pocas horas que quedaban de la legislatura para discutir un tema tan fundamental como la bicameralidad, el Pleno del Congreso dedicó parte de su valioso tiempo a un debate tan anacrónico como desinformado: el ‘peligro’ de los baños neutros.

¿Cómo así llegó este tema al Legislativo?

Pues sucede que se debatió la Resolución Legislativa N° 2548, que proponía aprobar la celebración de la 52° asamblea general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Lima, en octubre de este año.

En el segundo anexo de dicha resolución de 199 páginas se disponía que el Gobierno peruano, entre muchas otras cosas, debía proporcionar en las instalaciones para el evento, “además de los baños comunes, baños individuales y al menos un baño neutro”.

Este detalle, que en cualquier país desarrollado no hubiera causado controversia alguna, suscitó un enardecido debate de una hora en torno a las supuestas consecuencias catastróficas que dicha cláusula tendría para el devenir nacional.

“El problema es que se está metiendo en el acuerdo, de contrabando, el concepto de ideología de género”, refirió el congresista Ernesto Bustamante, principal opositor de resolución, que ya en la víspera había señalado su preocupación al respecto.

Vamos por partes. ¿Qué es un baño neutro? Pues es un baño individual cuyo uso no se restringe a un determinado sexo. Es decir, que puede ser utilizado por cualquiera, al igual que los baños que existen en muchísimos centros de trabajo o restaurantes. Tan simple como eso.

En muchos países del mundo existe la tendencia de asegurar la disponibilidad de baños neutros con la finalidad de hacerle la vida más fácil a aquellos que no se sienten cómodos utilizando baños comunes exclusivamente masculinos o femeninos.

La posición de Bustamante, y de aparentemente muchos de sus colegas, es que una medida como esta supuestamente promueve la homosexualidad o el “transgenerismo”. Un absurdo y risible disparate. Digámoslo con claridad: nadie va a definir su orientación sexual por el tipo de baño que use para hacer pila.

Además, el debate estuvo marcado por un vergonzoso nivel de desinformación. Así, por ejemplo, Bustamante dijo literalmente que “el concepto de la introducción de baños dentro de un acuerdo internacional automáticamente introduce la existencia de baños trans y baños neutros y baños comunes en el Derecho interno peruano”.

Esto es falso. La resolución en cuestión tan solo disponía los detalles de organización de la referida asamblea, y en ningún modo modifica la legislación nacional ni genera obligaciones futuras en materia de acceso a servicios higiénicos.

Luego de este paupérrimo debate, la resolución fue rechazada con 55 votos en contra. Esto ponía en peligro la realización del importante evento internacional, que traería al Perú a jefes de Estado y personalidades de toda Latinoamérica y generaría una dinámica económica muy beneficiosa para la capital. Pero quizás más dañino que esto es el papelón internacional que una decisión de esta naturaleza implica.

Lo paradójico de todo esto es que el tema de la asamblea de este año es “Juntos contra la desigualdad y la discriminación”.

Bien harían muchos de nuestros congresistas en asistir a la misma y, quizás así, abrirían un poco su mente y desarrollarían su empatía hacia quienes son distintos a ellos.

Realizado por: Joaquín Rey, investigador principal de Videnza Consultores
Columna de opinión publicada el 17 de julio de 2022 en el diario Perú21.

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