¿Hasta cuándo debe durar la cuarentena? Un análisis desde la microeconomía

La discusión pública respecto a la fecha de término de la cuarentena obligatoria continúa dominando el escenario político peruano. De un lado, desde una perspectiva médico-epidemiológica, lo que sugiere la experiencia de los países que fueron afectados por la epidemia antes que el Perú es que no sería recomendable relajar la cuarentena hasta que la tasa de contagio por persona infectada sea menor que 1. En dicha situación, la mayoría de personas ya habrían sido afectadas con el virus y su propagación sería reducida comparada con la fase inicial de la epidemia. Según este argumento, en la medida que dicho coeficiente siga siendo mayor que 1, como lo es ahora, no se debería relajar la cuarentena.

Por otro lado, desde una perspectiva económica y social, los desbordes populares observados sobre todo en los mercados de los distritos periféricos y en los grupos de personas que buscan masivamente regresar a sus regiones de origen, así como los reclamos de los gremios empresariales ante la enorme pérdida de empleos y actividad económica, sugieren que cada día que pasa el costo de la cuarentena se hace insostenible para los segmentos de menores ingresos y para las empresas. Una reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) reportó que el 51% de la población entrevistada teme más al hambre que al coronavirus.

En el contexto de esta discusión, es útil recurrir a las herramientas básicas de la microeconomía para construir un marco conceptual que permita evaluar hasta qué punto puede ser sostenible la política de extensión continua del periodo cuarentenario.

En el siguiente gráfico se puede observar, en primer lugar, la curva del Beneficio Marginal Social (BMgS) de estar en cuarentena. Esta señala que el beneficio para la sociedad de extender la cuarentena por un día adicional es positivo, aunque decreciente. Durante los primeros días de la epidemia, la tasa de contagio (R0) es alta —el R0 del COVID-19 era cercano a 3 al inicio de la pandemia— y las medidas restrictivas evitan, por un lado, que el virus se propague a muchos y, por otro, que se pueda mejorar la capacidad de respuesta del sistema de salud. En la medida que la cuarentana se sigue extendiendo, la tasa de contagio irá disminuyendo y, por consiguiente, cada día se producirán menos contagios. El beneficio para la sociedad será positivo, pero cada vez menor. Por lo tanto, el BMgS tiene una pendiente negativa, pues conforme se va ampliando la cuarentena, esta es menos beneficiosa para la población.

El gráfico muestra, también, la curva del Costo Marginal Social (CMgS) de estar en cuarentena. Esta tiene una pendiente positiva, porque por cada día adicional que se deja a la población en cuarentena, sus costos en términos de empleos pérdidos, menores ingresos, disminución de la capacidad productiva y costos fiscales de protección social son cada vez mayores.

En un momento del tiempo como t1, la decisión de extender la cuarentena por un día más es conveniente para la sociedad porque los beneficios de dicha ampliación superan a sus costos. El gráfico muestra también que el momento límite para la prórroga está definido por el punto E en el día t0, cuando los beneficios y los costos son similares. Prorrogar la cuarentena más allá del periodo t0 —por ejemplo, hasta t2— puede resultar tremendamente costoso para el país, pues cada día que pasa sus costos resultan superiores a sus beneficios.

En la medida que el periodo acumulado de la cuarentena vaya más allá de t0, será más difícil y costoso mantener el estado de inmovilidad de la población y probablemente los niveles de desobediencia civil superen los límites que un Gobierno pueda controlar.

El corolario del análisis microeconómico señala que a partir de t0,  para la lucha contra el COVID-19 será necesario contemplar una estrategia de mayor flexibilidad para las actividades productiva y comercial combinada con medidas de confinamiento más selectivas orientadas a proteger a los grupos más vulnerables. El comportamiento de la población en los últimos días —de circular cada vez más masivamente en las calles sin permiso—, así como el nivel de actividad económica, sobre todo informal, observado en los mercados y alrededores, parecen sugerir que, efectivamente, el país se encuentra a la derecha de t0.

Por: Milton von Hesse y Franco Sebastiani, director y analista senior de Videnza Consultores, respectivamente

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