EsSalud: así desangra el frágil gobierno corporativo a la institución

La débil gobernanza corporativa de EsSalud ha erosionado su ya limitada capacidad de atención y su deteriorada situación financiera. Los constantes cambios en el liderazgo de la entidad —siete en poco más de dos años, e inestabilidad en las principales gerencias— han ralentizado los proyectos de inversión y compra de medicamentos durante los últimos años.

EsSalud arrastra un frágil gobierno corporativo, permeable a las injerencias de turno. Su presidente es elegido por el gobierno y es de libre remoción, dejándolo expuesto a los vaivenes políticos de la coyuntura. A su vez, esta situación anula la planificación e impide la consolidación de una gestión ordenada. En los últimos dos años, el presidente permaneció, en promedio, cuatro meses en el cargo. 

Este constante cambio de autoridades ha desencadenado un estancamiento en la ejecución de las inversiones, que venía cayendo en el último quinquenio. En el 2021, los proyectos sumaron S/137 millones, cifra inferior a los S/140 millones del 2019 y a los S/157 millones del 2016. EsSalud aún no difunde los resultados del 2022. “Las inversiones están paradas porque hay mucha inestabilidad para el funcionario, lo que hace que no quieran tomar decisiones”, sostiene Janice Seinfeld, presidenta del directorio de Videnza.

En paralelo, EsSalud ha asumido mayores gastos, que no han sido compensados con un incremento de los ingresos. A nivel financiero, la entidad registró pérdidas anuales por quinto año consecutivo en el 2021, al reportar una cifra negativa de S/247 millones. Y el déficit operacional acumulado podría superar los S/4,000 millones al 2028, según estimaciones del Banco Mundial.

El incremento del gasto tiene su origen en un conjunto de leyes aprobadas por el Congreso entre el 2016 y el 2017. Por ejemplo, aquella que le ordenó a la entidad cubrir a trabajadores por los que el pago del seguro es menor al 9% del sueldo; el nivel mínimo que asegura un sustento financiero. EsSalud, además, arrastra S/9,000 millones en deudas que entidades públicas y privadas mantienen hasta hoy con la entidad.  

La precaria gobernanza descrita se refleja en el deterioro de la calidad de atención. El número de consultas atendidas por EsSalud en 2023 es menor en casi 2 millones de atenciones al número del 2019 (ver gráfico), pese a que existe por lo menos un millón más de asegurados. Ello ha generado un incremento cercano al 30% en la atención de emergencias. “La demanda ya sobrepasó la oferta, por eso hay retrasos de meses en las consultas. Hemos crecido en número de asegurados, pero no en infraestructura ni en recursos humanos”, reconoce César Portella, presidente del Comité de Salud Pública del Colegio Médico del Perú.

Ante el crecimiento de los asegurados y los menores recursos disponibles, EsSalud enfrenta el reto de priorizar inversiones para la atención primaria. Sin embargo, la politización vuelve a filtrarse en la priorización de proyectos más llamativos a la opinión pública. “Suelen apuntar a infraestructura compleja, pero no tienen casi atención primaria. Debería haber una capacidad mayor de atención primaria para filtrar y evitar saturación de hospitales”, afirma Camila Gianella, especialista en sistemas de salud de la PUCP.

Para intentar ponerle fin a los problemas de gobernanza, la Comisión de Economía del Congreso aprobó recientemente un dictamen que plantea que la elección del presidente ejecutivo y el gerente general esté a cargo del Consejo Directivo. El cambio busca reducir la injerencia política en las designaciones. Pero sería insuficiente para blindar del todo a la entidad. “De nada vale que un directorio cargado con un sesgo político elija al presidente. Todos los miembros deberían ser elegidos de forma técnica y transparente”, señala Enrique Díaz, presidente de la Asociación de Secretarios Corporativos de América Latina. Los criterios de elección deberían aplicarse, por lo menos, a las gerencias de primera línea para aterrizar la buena gobernanza en la operación. “Y el presidente de EsSalud debería durar más de un periodo gubernamental y, los directores, cinco años”, advierte José Escaffi, gerente general de Escaffi Gestión Pública.

Noticia publicada en el Semana Económica el 05 de noviembre de 2023.

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