Contienda decisiva

Estamos a poco más de tres semanas de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, en las que se renovará la totalidad de la Cámara de Representantes, un tercio de los sitios en la Cámara de Senadores y se elegirá a 36 gobernadores estatales. Este tipo de comicios siempre es un acontecimiento fundamental en la política norteamericana, pues se constituye como un referéndum sobre el desempeño de la gestión presidencial en curso. En este caso, un voto por el Partido Demócrata se interpreta como una expresión de apoyo al presidente Joe Biden.

En esta ocasión en particular, los comicios serán también claves para la política interna del Partido Republicano, en el que el expresidente Donald Trump continúa como principal líder y se perfila como candidato para las elecciones presidenciales de 2024. Un buen desempeño de los republicanos será también una confirmación de fortaleza para el liderazgo de Trump, más aún cuando muchos de los candidatos al Senado son allegados al expresidente y han recibido su endoso expreso. Por otro lado, un desempeño pobre podría poner en tela de juicio su nominación en dos años.

Así, aunque ellos no aparezcan en la cédula, esta elección es también un desafío entre Trump y Biden, y es por eso que ambos intervienen decididamente en la campaña. De hecho, esta semana Biden realizó una gira proselitista por los estados de Colorado, California y Oregon, en los que se disputan algunas de las curules más reñidas en la contienda senatorial.

El presidente en funciones sabe lo mucho que está en juego el 8 de noviembre en que se realizarán las elecciones, pues su partido busca mantener el control tanto de la Cámara Baja como del Senado, algo clave para asegurar la implementación de políticas promovidas por su administración. No obstante, resulta improbable que lo logre en la Cámara Baja, donde –según las últimas encuestas– una mayoría republicana parece asomarse. Los prospectos son mejores para el Senado, pues, según los sondeos, los demócratas podrían incluso sumar más sitios de los que poseen ahora, algo que no ha conseguido ningún presidente en elecciones de medio mandato desde John F. Kennedy.

Por el lado demócrata, el foco de la estrategia de campaña está centrada en la promoción y defensa de los logros de la administración Biden, principalmente en los ámbitos de infraestructura, cambio climático, pobreza infantil y control de armas (un tema central y profundamente polémico en la política norteamericana). Por el lado republicano, el foco viene siendo el ataque al gobierno principalmente en dos frentes: los altos niveles de inflación –que supera el 8% en el último año– y la persistente crisis migratoria, un ámbito en el que la administración demócrata ha avanzado poco.

Además de la importancia del proceso para que la administración Biden pueda continuar implementando su agenda legislativa hasta 2024, los resultados de estos comicios serán determinantes en la capacidad del presidente para buscar la reelección en dos años. Dada su avanzada edad (es por lejos el mandatario más anciano en haber asumido el cargo en la historia), y la caída sostenida que viene experimentando su popularidad desde que asumió, un resultado adverso podría poner fin a sus aspiraciones de continuidad.

Pase lo que pase el 8 de noviembre, lo que queda claro es que la aguda polarización que se instauró desde la campaña presidencial de 2016 seguirá siendo el rasgo definitorio de la política norteamericana.

Realizado por: Joaquín Rey, investigador principal de Videnza Consultores
Columna de opinión publicada el 16 de octubre de 2022 en el diario Perú21.

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