La esperanza está en la prevención

El 4 de febrero, Día Mundial del Cáncer, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó su Reporte Mundial de Cáncer 2014, en el cual indicó que en las próximas dos décadas habrá un incremento de 57% de casos en todo el planeta.

Un mes antes, G. Jonhson, autor del libro The Cancer Chronicles: Unlocking Medicine’s Deepest Mistery, publicó un artículo en el New York Times en el que resume por qué en Estados Unidos el cáncer viene superando a las enfermedades cardíacas como la principal causa de mortalidad: mientras mayor sea la esperanza de vida, mayor será la probabilidad de morir por cáncer. Con la edad, las células del cuerpo humano acumulan más mutaciones potencialmente cancerosas.

Pero la esperanza no está perdida; está en la prevención y el diagnóstico temprano. Por ejemplo: mejoras en los sistemas de preservación y conservación de los alimentos y la sanidad pública permiten reducir significativamente la incidencia del cáncer de estómago, y las vacunas contra el virus del papiloma humano tienen el potencial para casi eliminar el cáncer cervical.

En la medida que un país se desarrolla, las enfermedades que afectan a su población se modifican: las crónicas y los “riesgos modernos”, como el alcoholismo, el tabaquismo y el sobrepeso se vuelven cada vez más relevantes. En el Perú se aprecia, junto con una transición demográfica, justamente una transición de los factores de riesgo de la salud. Así, las enfermedades no transmisibles pasaron de producir el 47% del total de muertes en 1990 a ser responsables del 65% de fallecimientos en el 2006. Información del año 2013 del Ministerio de Salud muestra que las enfermedades neoplásicas fueron la segunda causa de mortalidad más importante en el país (19,2%) después de las enfermedades infecciosas y parasitarias (19.5%).

El programa de prevención y detección temprana del cáncer de cuello uterino implementado por el INEN ha logrado detectar 54% de los casos en los estadíos más tempranos, lo que aumenta las probabilidades de remisión y supervivencia.

Sin embargo, en líneas generales aún falta mucho trabajo por hacer. La Liga de Lucha contra el Cáncer señala que 8 de cada 10 pacientes descubren que tienen cáncer cuando este se encuentra ya en una etapa avanzada. En “Retos del sistema de salud: el paradigma del cáncer”, texto que elaboré junto con Arlette Beltrán, estimamos que las estrategias de prevención y diagnóstico temprano generan ahorros no sólo por menores costos de tratamientos curativos, sino que permiten aumentar los años de vida salvados. Así, por ejemplo, los ahorros a nivel nacional por el diagnóstico temprano del cáncer de mama —incluye costos de tratamiento y años de vida salvados—hubieran rondado los S/. 33.806 millones.

La importancia de una política orientada a disminuir la mortalidad y morbilidad por cáncer es innegable. En el 2012 el Gobierno aprobó el Plan Esperanza, de alcance nacional y que busca la atención integral del cáncer y el mejoramiento del acceso a los servicios oncológicos en el Perú. Este plan es una excelente iniciativa que requiere de recursos y administración adecuados, así como de un trabajo intersectorial de los distintos niveles de Gobierno, con estrategias costo-efectivas como mejorar las condiciones de agua y saneamiento, incidir en las buenas prácticas sanitarias en el hogar, disminuir la contaminación tanto del aire como del agua: somos uno de los pocos países en el mundo donde la helicobacter pylori, bacteria considerada causa principal de cáncer al estómago, se transmite a través del agua. Además, hay que seguir incentivando el aumento de infraestructura, médicos especialistas y acceso a medicamentos.

Reducir la mortalidad del cáncer y mejorar la calidad de vida de la población requieren, entre otras cosas, de una gestión pública eficiente: hay que modificar los modelos de atención abordando activamente la prevención, fomentar una mayor oferta de servicios y competencia en la venta de medicamentos, garantizar un financiamiento adecuado a las personas pobres para el tratamiento de sus enfermedades y ejercer un verdadero rol articulador y regulador del sistema. Solo así el Plan Esperanza generará, efectivamente, esperanza.

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Este es el primer post de este blog que hoy estreno y que espero sirva para poner en agenda la importancia de una mejor gestión pública y privada, mediante el uso más eficiente de los recursos. En este espacio abordaré temas de salud, educación, regulación, entre otros, y trasladaré evidencia nacional e internacional a la acción, para contribuir a la identificación de estrategias efectivas y su adecuada aplicación en aras de un mejor Perú para todos.

Realizado por: Janice Seinfeld, presidenta de Videnza

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