¿Por qué no logramos disminuir la anemia?
Los últimos resultados de la prevalencia de anemia en niños menores de tres años publicados por el INEI revelan que cerramos el 2018 con un porcentaje de anemia de 43.5%. Es decir, una reducción de apenas 0.1% respecto del 2017 y por encima de la meta de 42% establecida por el Gobierno para dicho periodo. ¿Por qué, si los esfuerzos por reducir la anemia han sido notorios en los últimos tres años, los resultados no son los esperados?
En el 2018, un equipo de Videnza Consultores analizó de cerca la realidad de la lucha contra la anemia en cinco regiones del país: Arequipa, Ucayali, Huancavelica, Lima y Callao. Además, trabajamos con data sobre el estado nutricional en niños y las características asociadas a la condición de anemia; es decir, a tener baja concentración de hemoglobina en la sangre. Sobre esa base resumiremos algunos puntos importantes a nivel operativo que involucran a los hogares, la oferta de servicios de salud y las autoridades locales.
En primer lugar, para entender la conducta de los hogares es preciso saber que, desde el 2009, se promueve el uso de micronutrientes como complemento a la ingesta diaria de alimentos. Asimismo, la norma técnica de salud para el manejo terapéutico y preventivo de la anemia establece el uso de jarabes o gotas de sulfato ferroso o complejo polimaltosado férrico para el tratamiento de la anemia leve o moderada en niños menores de tres años. Sin embargo, el porcentaje de ellos que, según el INEI, consumieron suplementos de hierro en los últimos siete días asciende al 29.8% en zona urbana y al 35.6% en zona rural. Es decir, solo uno de cada tres niños a nivel nacional consume suplementos de hierro.
Esta baja adherencia —entendida como el seguimiento que un paciente hace de las recomendaciones dadas por el personal médico— responde tanto a conductas en los hogares como a la oferta en servicios de salud. Según la Defensoría del Pueblo, algunos hogares en Lambayeque han advertido la entrega de micronutrientes vencidos en establecimientos de salud, mientras que en Tumbes se repartieron micronutrientes muy próximos a la fecha de vencimiento. Asimismo, en las regiones visitadas por Videnza Consultores se hizo mención de la baja adherencia del sulfato ferroso debido a los efectos secundarios adversos que genera su consumo. Ambas circunstancias producen desconfianza entre los hogares. En consecuencia, para aumentar la eficacia del tratamiento preventivo y terapéutico contra la anemia es preciso mejorar la comunicación y el alcance de información nutricional, así como el acceso a esta información en los hogares.
Además, existen disparidades en el tratamiento contra la anemia por nivel socioeconómico. Contra lo que muchos pueden suponer, los dos quintiles más ricos muestran el mayor incremento en la prevalencia de anemia: 4.7% y 0.9%, respectivamente. En cambio, los otros tres quintiles muestran en promedio una reducción de 1.3%. Ello hace pensar que, si bien el enfoque de intervenciones debe estar en aquellos hogares con menores recursos, no se debe descuidar el alcance de información nutricional oportuna para toda la población. Por ejemplo: la importancia de darle a los niños alimentos ricos en hierro, tales como el hígado y la sangrecita.
En segundo lugar, la oferta en servicios de salud incluye, también, el tamizaje de descarte de anemia en los establecimientos del primer nivel de atención. Al respecto, la norma señala que es en ellos donde se reparten los suplementos de hierro necesarios para el tratamiento del niño. Sin embargo, según la Defensoría del Pueblo, el 22% del dicho personal de salud reconoce que carecen de suficientes medicamentos e insumos para el control de la hemoglobina.
Finalmente, es pertinente señalar que el compromiso de las autoridades de los establecimientos de salud y de los gobiernos locales favorece a la ejecución de los planes regionales y locales de lucha contra la anemia. Esta premisa se pudo corroborar en Arequipa, donde existe un plan de lucha contra la anemia elaborado sobre la base de las experiencias de las redes y microrredes de salud. En él, son los mismos directores quienes plantean sus metas de seguimiento, lo cual favorece su cumplimiento. La Defensoría del Pueblo señala que, de un total de 25 regiones, 21 de ellas presentan un plan regional de lucha contra la anemia, de las cuales solo seis reconocen acciones intergubernamentales con gobiernos locales: Arequipa, Cusco, Huancavelica, Ica, Lambayeque y Tacna. En todas, salvo Tacna, la prevalencia de anemia se redujo del año 2016 al 2017.
De no tratarse en los primeros años de vida, la anemia acarrea consecuencias irreversibles. Erradicarla pasa por sustentar con evidencia las fallas y críticas a nivel operativo del plan de lucha contra la anemia para poder plantear medidas correctivas oportunas y eficientes.
Realizado por: Janice Seinfeld y Mauricio Ibañez, presidenta y analista de Videnza Consultores, respectivamente
Ilustración: José Antonio / Videnza Consultores.
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