Un Bicentenario lleno de retos para su generación
El mercado laboral en todo el mundo se ha visto impactado por la COVID -19. Solo en América Latina, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que aproximadamente 34 millones de personas han perdido sus empleos, siendo los jóvenes uno de los grupos de trabajadores más afectados. Se advierte que corren el riesgo de pasar a constituir una “generación de confinamiento”, porque la interrupción de sus actividades educativas y formativas podría dificultar aún más sus oportunidades de conseguir un trabajo, con la consecuente disminución de los ingresos laborales de manera permanente.
En este contexto, el Perú no ha sido la excepción. De acuerdo con el último informe publicado por INEI, en el segundo trimestre del 2020 se perdieron más de 1.3 millones de empleos con respecto al primer trimestre 2020 para jóvenes menores de 25 años. Esto significó una caída de -46.3%. Solo en Lima fueron más de 600,000 empleos, con una caída de -64.4%. Entre tanto, en el caso de los adultos entre 25 y 44 años se perdieron casi 3 millones de empleos a nivel nacional, lo que significó una caída de -36%, mientras que en Lima se perdieron 1.2 millones de empleos, con una caída de -50%.
Entre otros grupos vulnerables, los jóvenes estarían más expuestos a padecer reducciones en las horas trabajadas o en las remuneraciones, suspensiones o despidos permanentes. En efecto, para Lima, entre los jóvenes menores de 25 años el empleo adecuado (trabajar 35 horas o más a la semana y recibir ingresos por encima del sueldo mínimo, o trabajar menos de 35 horas semanales y no querer trabajar más horas) disminuyó en 73.3% entre el segundo y el primer trimestre del 2020: pasó de 352,200 a 94,000 empleos adecuados. A su vez, su nivel de ingreso promedio se redujo en 1.9%: de S/ 1,057 a S/ 1,037 en el mismo período.
Los datos de la ENAHO revelan que la situación es aún más crítica entre las mujeres jóvenes (entre 14 y 24 años). Entre el primer y el segundo trimestre, su ocupación cayó en 50%, mientras que el número de hombres jóvenes ocupados cayó en 44%. Además, de acuerdo con la CEPAL, las mujeres han asumido gran parte del trabajo adicional que surge en los hogares debido al confinamiento, incluyendo el cuidado de niños que dejaron de ir a la escuela y de adultos mayores, lo que exacerba aún más las desigualdades preexistentes.
Por su parte, el Gobierno ha dispuesto medidas laborales excepcionales, las que han resultado imprescindibles para mitigar el impacto de la pandemia sobre la población. Entre ellas están la implementación del trabajo remoto, subsidios a la planilla, flexibilización de los aportes previsionales por parte de los empleadores e inyecciones de liquidez para los trabajadores como la liberación de los fondos de compensación por tiempo de servicios (CTS) o de los fondos de pensiones. Sin embargo, no se han implementado medidas específicas para la problemática de los jóvenes. Entre las recomendaciones de la OIT se incluyen la implementación de programas de capacitación, préstamos y asesoramientos para emprendimientos dirigidos por jóvenes y subsidios salariales específicos para incentivar su contratación.
Es necesario que más jóvenes participen en el diseño de políticas a su favor. En el 2011 se estimaba que el 60% de jóvenes entre 14 y 24 años estaba interesado en la política. Los últimos acontecimientos han llevado a que hoy, según una encuesta realizada por Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 75% de los jóvenes entre 18 y 24 años muestre interés en la política. Con las elecciones tan cerca, será fundamental traducir ese interés en propuestas concretas y en votos informados. Es momento que los políticos se interesen en los jóvenes para, con ellos, establecer medidas que los beneficien.
Realizado por: Carla Calero y Miluska Patrnogic, investigadora principal y analista de Videnza Consultores, respectivamente
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