El valor del capital humano en países en desarrollo
Cuando hablamos de crecimiento económico y desarrollo humano, a primera vista puede que no encontremos una relación directa. Sin embargo, si logramos profundizar en estos conceptos hallaremos que, bajo la adecuada ruta, son fundamentales para obtener efectos positivos en regiones en desarrollo como América Latina.
En las últimas décadas, las trayectorias de crecimiento de los países de la región han sido divergentes. Los países que han logrado tasas de crecimiento sostenidas a través del tiempo han sido capaces de mejorar las condiciones de vida de su población y reducir la pobreza, mientras que en aquellos con menores tasas de crecimiento los niveles de pobreza se mantuvieron o redujeron a menor velocidad.
¿Cómo alcanzar tasas de crecimiento sostenidas? De acuerdo con diversas teorías económicas, el crecimiento es el resultado de la acumulación de capital físico, capital humano y el nivel tecnológico asociado a ese capital humano. En el caso de este último, más allá del volumen de trabajadores activos, lo fundamental en el largo plazo es elevar el nivel de productividad. Un trabajador más productivo accederá a mayores niveles remunerativos, mejorará su calidad de vida y contribuirá al crecimiento de su país. Por consiguiente, las habilidades profesionales de una persona, tales como la experiencia laboral y su formación, son factores clave para el desarrollo económico.
La calidad educativa de la población y los conocimientos obtenidos son determinantes, ya que gracias a ellos se desarrollan las competencias. Hoy, los procesos de capacitación de gran parte de las empresas están destinados a aumentar la competencia y la productividad de los colaboradores, pues dependen de su talento y capacidad. Una empresa es tan buena como lo son sus colaboradores. Por eso, los departamentos de recursos humanos ponen especial atención a la gestión, selección y optimización del personal.
Tal como se menciona en el “Informe sobre el desarrollo mundial 2018: Aprender para hacer realidad la promesa de la educación” del Banco Mundial, la educación y la formación mejoran la capacidad del individuo de asimilar y utilizar información, le ayudan a conocerse a sí mismo y a conocer el mundo que le rodea, enriquecen su mente al ampliar su experiencia y le permiten tomar decisiones más acertadas como consumidor, productor y ciudadano. Al aumentar su confianza en sí mismo y su capacidad creadora y de innovación, se multiplican sus oportunidades de adelanto personal y social. Todo ello se trasluce en términos macroeconómicos.
Es así como el capital humano, la educación y la economía se entrelazan y orientan a la formación no solo de personas más capacitadas, sino de ciudadanos más competitivos. Esto, finalmente, se traduce en un país con mayores oportunidades para todos de manera equitativa. Desde los programas de formación profesional en gestión y habilidades directivas que ofrecemos en Videnza Escuela de Gestores confiamos en que lograremos convertirnos en un aliado estratégico para el desarrollo económico y el fortalecimiento de la democracia en el Perú.
Realizado por: Joaquín Rey y Katherine Campos, investigador principal y coordinadora de Comunicaciones y Capacitaciones de Videnza Consultores, respectivamente
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