El reto de tratar la diabetes: una mirada desde la economía conductual
La diabetes mellitus es la segunda causa de pérdida de años de vida saludables (AVISA) en el Perú, de acuerdo con el último estudio de Carga de Enfermedad realizado para el país. Desafortunadamente, el número de diabéticos es cada vez mayor y una significativa proporción de ellos no siguen un tratamiento o lo hacen de forma irregular e inadecuada.
A finales del año pasado, casi el 70% de pacientes diabéticos no tenía la enfermedad controlada; es decir, presentaba niveles de azúcar en la sangre superiores a lo óptimamente establecido (Minsa-CDC, 2023). Ello aumenta el riesgo de desarrollar complicaciones renales, cardiovasculares y del sistema nervioso. Según datos del estudio “Estimación de la carga económica de la diabetes mellitus tipo 2 en el Perú” realizado por Videnza Consultores en 2021, esto puede llegar a costar al Estado hasta 6.5 veces más que atender un paciente controlado.
¿Hasta qué punto las intervenciones tradicionales de política sanitaria pueden revertir esta preocupante situación? Es innegable la importancia de fortalecer el manejo de la diabetes desde el primer nivel de atención, incrementar la disponibilidad de recursos físicos, humanos y farmacológicos, y reforzar el sistema organizacional. Sin embargo, esto podría no ser suficiente.
Uno de los grandes desafíos para hacerle frente a la diabetes recae en su naturaleza crónica. Dada la ausencia de una cura efectiva, el control de la enfermedad depende, en gran medida, de cuán constante sea cada paciente con su tratamiento. Ello implica no solo la toma oportuna de los medicamentos prescritos y chequeos médicos regulares, sino también el seguimiento de una dieta balanceada, un régimen regular de actividad física y el abandono de vicios como el consumo de cigarrillos.
Este cambio de comportamiento resulta muy difícil de cumplir para la mayoría de pacientes, incluso cuando cuentan con toda la información necesaria para hacerlo. Y es que las personas no somos completamente racionales; no siempre estamos buscando optimizar recursos o maximizar nuestra utilidad. Por el contrario, nuestras decisiones están influenciadas por nuestras emociones, instintos, preferencias y nuestro entorno social. Así, los pacientes diabéticos presentan una serie de sesgos que les impiden adoptar sostenidamente las medidas necesarias para controlar su enfermedad.
Según este estudio realizado en Argentina, entre los principales sesgos están el exceso de confianza y optimismo: los pacientes se resisten en reconocer la envergadura de su enfermedad, menosprecian sus repercusiones y, por ende, se involucran en conductas de riesgo como faltar a sus controles médicos o retrasar su tratamiento. Además, existe un marcado sesgo hacia el presente que los lleva a darle más valor a la satisfacción inmediata (como comer un antojito o mantener el sedentarismo), que a los beneficios futuros, incluso cuando saben que estos últimos pueden ser mayores. Y ejercer autocontrol es agotador y tiende a deteriorarse a lo largo del tiempo. Los autores definen a esta conducta como agotamiento del ego, que dificulta tremendamente mantener conductas saludables en el largo plazo.
Considerando lo anterior, resulta evidente que incluso el mejor tratamiento médico solo podrá ser eficaz con un cambio en la actitud del paciente. Una aliada para aportar con soluciones es la economía del comportamiento con la implementación de intervenciones nudge. Estas consisten en influir en el comportamiento de las personas mediante modificaciones en la “arquitectura de la elección”. Al alterar sutilmente su entorno social y físico, buscan impulsar cierto tipo de conductas pero sin restringir opciones u obligar a tomar una opción en particular (Kwan, y otros, 2020; Yoong, y otros, 2020).
Diversos estudios concuerdan que las intervenciones nudge ofrecen un enfoque prometedor para tratar la diabetes. Entre las estrategias más comunes destacan la configuración de opciones predeterminadas, las alertas o recordatorios, la influencia y el modelamiento social.
La primera consiste en establecer opciones predeterminadas que faciliten el camino hacia el comportamiento deseado (Wolf, Sant’Anna, & Vilhelmsson, 2022). Por ejemplo, se puede optar por establecer fechas predeterminadas para citas médicas de seguimiento para aquellos pacientes que asisten previamente a una. De esta manera, sin esfuerzo adicional se impulsaría a los pacientes a continuar con sus controles. Las alertas o recordatorios también han logrado resultados efectivos para la consistencia en el tratamiento médico. (Kwan, y otros, 2020). Finalmente, la influencia y el modelamiento social han sido estrategias utilizadas para motivar a los pacientes a implementar comportamientos más saludables. Sesiones para compartir experiencias los incentivaron a mejorar su dieta, actividad física, automonitoreo y control de su enfermedad (Kwan, y otros, 2020).
En definitiva, comprender la naturaleza del comportamiento de los pacientes diabéticos resulta esencial para controlar y combatir esta enfermedad. Las intervenciones nudge pueden constituir herramientas valiosas que, bien diseñadas y adaptadas al contexto particular de la población peruana, permitirían superar las barreras conductuales que hoy limitan el éxito de los tratamientos.
Realizado por: María Laura Rosales y Daniela Santander, analista senior y analista junior de Videnza Consultores, respectivamente
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