Impulso limitado

El jueves, el ministro de Economía, Kurt Burneo, presentó en el Congreso los detalles de su anunciado plan de reactivación económica Impulso Perú. Aunque la intención es buena, luego de la revisión de lo propuesto, surge una serie de dudas sobre su efectividad.

El plan cuenta con 36 medidas agrupadas en tres pilares: mejora en las condiciones para el gasto privado, aceleración de la inversión pública y recuperación de la confianza. La gran mayoría de las propuestas corresponde al primer pilar, e implica algún tipo de subsidio, como el propuesto para la electricidad en hogares vulnerables, el subsidio al sueldo para trabajadores formales de entre 18 y 29 años o el subsidio al transporte urbano formal. Además, se prorrogan otras medidas de similar naturaleza, como el subsidio al GLP y la exoneración al IGV de alimentos por tres años más. También destacan la extensión por cinco años de la devolución del IGV a la exploración minera y de hidrocarburos, beneficio que estaba por vencer este año.

Respecto del segundo pilar –aceleración de la inversión pública–, se plantean cinco medidas que carecen de detalle y se quedan en el lugar común de “optimizar”, “repotenciar” o “destrabar”. Quizás la disposición más concreta es la transferencia de S/309 millones para el Fondo Invierte para el Desarrollo Territorial, pero se trata solo de una asignación presupuestal sin precisar cómo esta se traducirá en una ejecución más eficiente.

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Finalmente, el tercer pilar –recuperación de la confianza– parece ser el que menos atención ha recibido. Se proponen seis medidas que ofrecen poco por alcanzar el objetivo. Así, por ejemplo, se plantea crear un equipo para el seguimiento de inversiones, actualizar el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad o asignar mayores recursos para entidades que otorgan permisos para ejecución de inversiones (Sernanp, SBN, Mincul, Senace, etc.).

¿Qué tan efectivo será el plan en su conjunto? Por lo pronto, se observan tres grandes debilidades. La primera tiene que ver con el énfasis de la estrategia. Como he señalado, el pilar de recuperación de confianza parece ser el más débil, cuando debería ser el que mayores esfuerzos concentre. Tal como señala un reporte de Apoyo Consultoría de este mes, el porcentaje de consumidores que cree que su situación económica empeorará en los próximos 12 meses llegó a 55%, el nivel más alto del que se tenga registro. Si no se revierte esta percepción, no habrá reactivación posible.

Una segunda debilidad es que, de las 36 medidas contempladas, 18 deben pasar por el Congreso por tratarse de leyes. Esto plantea dos dificultades: la demora en el proceso de aprobación y la posibilidad de que en el debate congresal se altere la naturaleza de las propuestas. Así, en la práctica, el Ejecutivo tendrá un control limitado de las medidas que ha planteado.

Finalmente, otra gran limitación del plan es que, por más que el Ministerio de Economía plantee prioridades, poco se logrará si cada sector hace de las suyas. Quizás el mejor ejemplo es lo que sucede con el Ministerio del Trabajo, que impulsa medidas claramente en contra de los objetivos perseguidos por el MEF, como la que prohíbe la tercerización o la que modifica el Reglamento de Relaciones Colectivas de Trabajo.

Hechas las sumas y restas, es altamente probable que el plan del ministro Burneo no pase de las buenas intenciones y nuestra reactivación económica siga esperando.

Realizado por: Joaquín Rey, investigador principal de Videnza Consultores
Columna de opinión publicada el 11 de septiembre de 2022 en el diario Perú21.

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